En la época de los estados en guerra, había quienes realizaban hazañas que se parecían a demonios o dioses, aunque eso ya es cosa del pasado. El Señor ahora vive en una casa de vecindad completamente descuidada y empobrecida. El Señor, que ha caído en tales circunstancias, se encuentra con un solo perro. Sintiendo lástima por su peculiar apariencia de extremidades cortas, el Señor extiende una mano, pero pronto se divierte con sus comportamientos traviesos. ¡Así comienza la cohabitación del temible Señor y el alegre perro, trayendo paz y armonía a sus vidas!